martes, 27 de febrero de 2018

¡Ya tengo pasaje a Ecuador! ¡Maduro PÚDRETE! y así fue el resto del viaje


Fase 3/4 ¡Y cruzamos a Cúcuta! ¡No era tan horrible como decían! ¿Dónde está Víctor? ¿Quién es Víctor?
            Y bien, sé que todos quieren saber cómo siguió nuestro viaje. Con lo difícil que había sido cruzar a Colombia los últimos días, la preocupación de todos era inminente; Para Gabriel era todo habladuría de la gente. Escondimos los “verdes” en lugares tan estratégicos que podríamos hacer cursos clandestinos para ello en Youtube. Lo mejor de todo es que nunca nos revisaron al cruzar la frontera y el paso al otro lado fue FÁCIL. Pero vamos por parte…
Dormí una hora y media, tiempo que pasó rápido y para cuando sonó la alarma de Gabriel ambos nos alistamos con tiempo de sobra y antes de la hora acordada ya estábamos en la entrada de la posada esperando por el bus que nos buscaría y donde estarían nuestros asesores de viaje. En la posada había otros inquilinos que también cruzarían y de otras partes empezaban a llegar personas provenientes de ciudades y pueblos, unos más lejanos que otros.
El bus llegó y el recorrido entre conversaciones, instrucciones de nuestros asesores y alcabalas cada vez más cercanas a la frontera, se hizo en poco más de una hora. En ese punto del viaje el grupo de extraños que se había subido en aquel bus con destino a Cúcuta, ya pasaba a ser una familia de viajeros que tenían como único fin salir de Venezuela en busca de un futuro lleno de oportunidades, esperanza y tranquilidad; todas ellas algo escasas en nuestra golpeada Venezuela.
Al salir del bus la cantidad de gente era impresionante. La oscuridad brindada al ambiente algo de inseguridad, incertidumbre, desconfianza a todo aquel que te mirara, que te ofreciera un pasaje, o llevar tu maleta. Nos tocaba caminar rápido y con nuestros ojos mirando en todas direcciones cual camaleón en plena selva. A medida que nos acercábamos a lo que sería la salida de Venezuela la multitud se aglomeraba y el camino era cada vez más estrecho. En nuestro nos topamos apenas un militar, quien nos pedía avanzar, avanzar, avanzar… aquel que se detuviera recibía su respectivo llamado de atención. – Lector, Estos funcionarios no son de la misma calaña que encuentras en carreteras, colas de supermercados ni peajes del país.
Seguíamos avanzando y en un momento Gabriel se desapareció entre la ola de gente pero no significando esto que nos perdimos uno del otro. Sabíamos a la perfección lo que debíamos hacer y el uniforme Scout era punto de referencia para ubicarnos. Es que mi amigo es un tanto bajito y la gente lo tapaba, a la par de eso me fui quedando atrás pendiente de otro miembro de mi grupo que venía pesado de bolsos, maletas y pare usted de contar… ¡Lo siento pero mi hermoso corazón no me permitía dejar a nadie del grupo atrás!
No se asusten… A los pocos minutos estábamos todos juntos. O casi todos. De pronto los asesores preguntaban por un tal Víctor y a excepción de mí nadie más lo recordaba. Los esperamos dando oportunidad de alcanzarnos pero nunca llegó. Nos encontrábamos  en un incómodo dilema: Seguir adelante porque así nos los pedían los militares a todo pulmón o esperarlo y soportar un poco más los gritos. Al final nos vimos obligados a avanzar y el siguiente punto era una inmensa plaza con muchos venezolanos esperando en una larga línea que horas después daría vueltas y vueltas a la plaza.
Mostramos nuestros pasaportes, organizamos nuestros bolsos en un sitio común y los asesores se quedaron con todo eso mientras formábamos para sellar el pasaporte que nos daría la salida de nuestra amarilla, azul y MUY ROJA Venezuela. – Los asesores 1000 % de confianza en ellos. Nos acompañaron hasta el final, o lo que se traduce a nuestro bus arrancando desde Colombia.
En todo nuestro viaje desde Ciudad Bolívar hasta Cúcuta, nos encontramos con gente que fue scout, que aún hacía vida en el movimiento o que de alguna manera mantenían relación con el escultismo. En más de una ocasión nos sacaban sonrisas y nosotros a ellos en conversaciones cortas y amenas respecto a nuestro viaje, uniforme, grupos, etc, etc…, cuando ambos pasaportes decían sellados y todo nuestro grupo estaba listo lo siguiente fue cruzar el tan mencionado puente que une/divide a Venezuela y Colombia.
Un camino largo. Bolsos, maletas, gente caminando rápido. Militares con otros acentos se escuchaban cada vez más próximos. Ciudadanos colombianos caminaban por la derecha y pasaban en menor cantidad, mientras que venezolanos por montón con pasaporte en mano listo para ser revisado someramente y seguir adelante hasta lo que sería – sí, finalmente. – Cúcuta.
            Lo primero es la satisfacción de haber cruzado la frontera tan fácil como poquísima gente podría decirlo. Esa emoción de “Lo logramos, mano”, vernos y querer decir “Maduro, púdrete”, solamente porque estábamos al otro lado y ya nadie de Venezuela nos podría detener… ¿Pueden entender lo que sentíamos? ¿Lo pueden tan siquiera imaginar? Pues, con fe espero que mi familia y amigos puedan algún día sentirlo también. Lo merecen sin duda.
La entrada a Colombia era una cosa que no se podía imaginar de otra manera. Mucha gente, tanto colombianos como venezolanos. Ventas y negocios de todo tipo. Si la economía era punto muerto allí, ahora eso era cosa del pasado pues cada día cruza una gran cantidad de venezolanos y seguro desayunan, almuerzan, cambian moneda y se preparan para el largo viaje; y probablemente me quedo corto.
Datos curiosos
Los militares son amables, se hacen respetar sin imponer el uniforme verde que llevan. Están al pendiente de casos especiales como abuelit@s, mujeres embarazadas y mujeres con niñ@s para que pasen directo al sellado del pasaporte.
La cola del sellado del pasaporte fue un tanto más lenta, nunca supimos por qué pero lo era. El calor era potente. Pero las baterías estaban cargadas y los ánimos al tope. Y en determinado momento nos dieron hidratación. A todos en la cola. – Ni en Venezuela nos dieron tantas atenciones al salir.
El gobierno tiene tres centros de atención para venezolanos:
·         Un centro de comunicación donde puedes cargar tu teléfono, hacer llamadas nacionales y conectarte a wifi para que te comuniques con familiares y amigos.
·         Un centro de primeros auxilios. Ya ustedes saben…
·         Un refugio con hasta 200 camas para aquellos que no tuvieran donde quedarse y tuvieran que quedarse porque su pasaje no era para el mismo día. ¿Único requisito? Pasaporte sellado y boleto en mano.
¿Dónde quedó Víctor? No creas, lector, que nos olvidamos de Víctor. Él nos encontró en la cola del sellado de pasaporte, ese que nos da salida de Venezuela. De ahí en más, nadie más desapareció ni se separó del grupo.
Compramos pasajes, almorzamos, cambiamos moneda y… ¡Nuestro bus al fin rugía motores!
¡Bienvenidos a la fase 4/4!
            Fase 4/4 ¡Viajando desde Cúcuta a Ecuador! ¿Necesitamos un alambre? ¡No hay alcabalas necias! ¡Qué curvas tan horribles!
Puede ser la fase más larga, la más agotadora, donde algunos más dormían y otros más se mareaban pero era la fase final y la recompensa era jugosa. Otros en cambio irían a Perú y Chile, destinos todavía más lejanos que el nuestro.
Para empezar la única queja que tengo del bus era el poco espacio entre asientos, considerando el largo tramo que recorreríamos sentados y que además no soy tan “bajito” como la mayoría L. A ver, teníamos conexión WIFI, un conector de corriente por cada dos asientos, a veces música, en ocasiones películas.
El viaje es largo sí, pero se resume en montañas y montañas, curvas y más curvas, caminos empinados, con calles tan angostas que no terminas de entender como un camión inmenso y este bus que no se le queda atrás pueden pasar en plena curva cada uno por su lado sin darse un “besito”. Así que dejando claro eso pasemos al siguiente día.
Ya se veían avenidas, automóviles, buses escolares, gente que iba a sus trabajos o venía de ellos; un clima bello, paisajes hermosos, siembras de todo tipo, pequeños ríos, lagos o lagunas, animales de granjas; en el bus la gente hablaba, mandaba sus mensajes, comía una galleta, o se impacientaba por el almuerzo. Después de varias horas ya estábamos estacionando para bajarnos, estirar nuestras largas piernas – Las mías. – ducharnos y almorzar.
¡Malas noticias! Gabo y yo no nos pudimos duchar. – hey, no le tenemos fobia al agua. A ningún pasajero le dijeron que llevara la ropa de cambio en el bolso de mano. Lo peor de todo es que bajaron maletas a modo de favor para sacar ropa y cuando llegamos a la labor ya habían cerrado y lo único que nos dijo el chofer es que ya había cerrado y todo era un desastre. – Tampoco era fin de mundo…
Esperamos entonces por nuestro almuerzo que estaba bastante rico. Gabo seguía sin comer tanto por su malestar de estómago por lo que yo remataba. Su ensalada se sentía como que estaba llegando a su fin así que no me la comí. Nos tomamos fotos, conversamos, compramos dulces, helados, con los pesos que me quedé que realmente no necesitaría pero como dicen: Mejor prevenir que lamentar.
El bus arrancó una vez más y en menos de lo que imaginan de nuevo las curvas, los caminos serpenteantes, igual o peor que la ida a Sucre o Mérida. Me la pasé casi todo el viaje hablando con la vecina, una joven de Mérida que se dirigía a Ecuador también pero con destino a Quito. – Si me conoces sabes que no me cuesta nada hablar con la gente.
Comí naranjas tan jugosas que apenas la chica la sacaba de su bolso me provocaba estornudos, arepas andinas tan deliciosas que recordé mi viaje a Mérida en 2015, dulce de lechoza, galletas de avena, y tanto más que lo único que faltaba en ese bolso era la madre de la chica. – Es cierto que se iba a un viaje largo y entendible que su madre quisiera que se fuera preparada y con todo eso para recordarla en el camino y un poco más.
Dormir, comer, dormir, comer… medio conversar con mi familia gracias a la chica que me prestaba su celular. Dormir, comer, dormir y comer… Las horas pasaron. Pasaron. El bus rodó. El clima era frío. Mucho más frío. Los mortales no lo toleraban. Estábamos en plena frontera.
Tuvimos que salir del bus, guardar maletas en la agencia de viaje, sellar pasaporte de salida de Colombia. A continuación pasar al lado de Ecuador. Sellar pasaporte de entrada donde a varios les dijeron la cantidad de días que tenían permitido. A mí como siempre me tocó el más cordial, amable, sonriente de los que allí atendía.
-        ¡Buenos días! – El hombre todo sonrisa en el rostro. – ¿Hacia dónde se dirige?
-        ¡Guayaquil! – Fue mi jovial respuesta. Una palabra sincera, serena, sin duda en mi voz. Aunque por dentro la adrenalina a mil.
-        ¡Bienvenido! – Nuevamente toda su cordialidad y amabilidad reflejada en el rostro. – ¡Bienvenido a Ecuador! ¡Qué disfrute!
Al salir descubro que a todos les hicieron prácticamente una entrevista de semblanza y que también les habían dado 30 días, 35 días, 42 días, como tiempo límite para salir del país sin ser un ciudadano irregular. Yo estaba con la duda, pero viendo el pasaporte una y otra vez, se logra ver un 180 en la cantidad de días, allí, justo donde sellan la entrada a Ecuador. – ¿Significará algo querido lector?
Algunos desayunaron en Colombia pagando con pesos y otros en Ecuador pagando en dólares. Yo seguía comiendo pan con mortadela – Aquella que compramos en Táchira y que Gabriel probó apenas una o dos veces. – Después de un buen rato, de fotos, de reírnos por la cortina visible de aire que salía de nuestras bocas producto de tanto frio… Ya era el momento de seguir adelante.
De nuevo con maletas en mano caminamos donde nos esperaba pequeñas busetas que nos llevarían a un terminal no tan lejos de la frontera. Allí nos esperaba – Y me sorprendió. No lo sabía. – un almuerzo antes de partir a Guayaquil. El almuerzo muy rico también – Aunque muchos dicen que todo lo que sea comida yo lo encuentro delicioso. No concuerdo con eso pero me parece gracioso que lo digan. –
Ecuador muy bonito, pasajes hermosos, naturaleza como en Venezuela, como en Colombia, como en nuestra parte del continente pues. – Sabes, todo eso que quisiera tener el norte. – La gente chévere, es la palabra que más uso y aún en Ecuador sigo usan mis palabras venezolanas favoritas pero epa, no puedo decir bolsa. Acá la palabra correcta es funda. – La bolsa es donde van nuestras canicas masculinas. ¿Si entienden?
En esta parte del viaje nos tocó despedirnos. El corazón se nos puso chiquitico porque no nos conocíamos en Venezuela pero emprendimos esta aventura juntos y eso en otro país te genera un vínculo bastante fuerte. Somos hermanos venezolanos. Un bus iba directo a Guayaquil. Otro seguiría la ruta de América, es decir lo que iban a Perú y Chile. Y un tercero iba por Quito. Después de buenos deseos, abrazos, y miradas llenas de sueños y promesas por cumplir, embarcamos de nuevo, por enésima vez en un bus. Nuestro destino: Guayaquil.
Este bus también contaba con WIFI, pero no con tantos conectores de corriente para cargar los celulares así que el duelo fue campal para cargar. – Estoy exagerando, jaja. Sólo al principio. – Colocaron música variada, mejor que la del bus en Colombia. Avanzada la noche el chofer con más experiencia, y lo asumo por su edad, se fue a dormir en su habitación secreta en la parte del bus. Un par de horas más tarde todos tuvimos la sensación que los que quedaron al volante tomaron el camino equivocado y aunque no nos dijeron nunca qué pasó la cara del chofer al despertarse y caminar lo dijo todo. El tiempo de viaje fue más del usual.
A las 4.30 am llegamos por fin al terminal de Guayaquil. Un enorme edificio de 3 pisos, con tiendas de todo tipo adentro y estacionamiento de arriba hasta abajo y a los alrededores, donde adicionalmente pasan las rutas urbanas por el lado no tan externo del terminal. Es el equivalente a un Orinokia o un Sambil de 3 pisos. Esperamos dos horas y nuestro amigo y hermano Scout Ángel nos fue a buscar. Tomamos un bus y en una hora más estábamos en lo que sería nuestro nuevo hogar.
Lector, gracias por leerme, por no aburrirte, o si te aburriste, por llegar al final de la historia. Espero hayas vivido nuestro viaje a través de mis palabras. Lo siento por no haber podido escribir tanto durante el viaje, a veces no tan a tiempo, tuve complices en Venezuela, incluso en Miami, que avisaban a mi familia, que publicaban en mi Facebook las fases. Ya saben, no tener teléfono en una situación así, lo es prácticamente todo.
¿Datos curiosos?
Creo que en casi todos lados hay WIFI de la alcaldía de libre uso con límite de 45 minutos, a veces más.
Apenas te ven te dicen “chamo”. Eso somos los venezolanos acá. No en mal sentido, al parecer les agrada la palabra, nuestro acento, nuestro dialecto.
Compramos nuestras primeras cosas. El proceso es lento pero ahí vamos. Somos una familia de tres. Somos hermanos Scouts. Estamos estableciendo nuestras normas de convivencia y lo demás se irá viendo con el pasar del tiempo.
Esos que dicen tener un mes acá y no haber conseguido empleo, no los entiendo. Sobra todo tipo de trabajo. La jornada es fuerte, a veces hasta más de lo que debería ser en este país.
Al final de Colombia y principio de Ecuador me dio fiebre, gripe y todo el combo completo de malestar general. Hoy 27 de febrero, me estoy recuperando.
¿El alambre? Bueno, no… no es necesario. La rayita no se borra.
J
¡PAZ!

lunes, 26 de febrero de 2018

¡Y me fui a Ecuador! ¿Cómo? ¿Cuándo? ¡Bienvenidos a esta historia!


Fase 1/4 ¡El inicio de mi viaje! ¿No puedo viajar con tanto efectivo?
Hola, reciba usted, querido lector, un saludo bastante caluroso y cargado de buena vibra. Como ya es costumbre en este blog, pasa un buen tiempo entre una publicación y otra, y aunque no es mi intención, sé que tengo gran culpa de ello. Ustedes, muchos de ustedes, ya saben de qué viene esta entrada pero no está de más adelantar un poco a los que apenas se van a enterar de la noticia: Me fui de Venezuela.
Estoy escribiendo estas líneas desde un país hermano, en una ciudad en la que por cierto la gente no me da muy buenos comentarios acerca del tema laboral. Yo por supuesto siempre me he considerado una persona que anda por la vida dando lo mejor y además con un tanto de suerte. Sí, de esa que hace que el mundo conspire a tu favor. Bueno, bueno… Ustedes quieren saber cómo ocurrió todo esto ¿Verdad? Lo sé, la mayoría está sorprendida porque es una noticia que los tomó por sorpresa.
La situación país para nadie es un secreto y es por esa razón que desde hace algún tiempo atrás venía con la idea de marcharme de mi zona de confort para emprender nuevos rumbos y apostarlo todo en un lugar que no es el mío. El título universitario, el pasaporte, esperar por algún amigo para marcharnos en compañía, fueron algunos de los factores que una tras otra vez atrasaron lo que realmente quería. ¿Entonces qué pasó?
Bueno, recientemente salió la propuesta de irme con un hermano scout para Ecuador, donde nos estaría esperando un tercer hermano scout para vivir una vida en este país nosotros tres como compañeros de casa. Con todo el optimismo del mundo, analicé la idea apenas con cinco días de anticipación. Empecé a darle vueltas al asunto tantas veces que pensé terminaría mareado en el suelo con un golpe en el brazo. Consulté mis comodines y aunque uno me sorprendió, no tanto como el otro, pude organizar bajo mucho estrés todo lo referente a la salida y en menos de una semana ya estaba tomando el primer bus de lo que sería un viaje de cinco días por tierra.
Esta aventura inicia en Ciudad Bolívar cuando nos toca decir adiós a nuestros familiares y amigos para embarcarnos en un horrible bus, con gente horrible (Lo siento. Esa gente nos daba miedo), con destino a Puerto la Cruz. Normalmente un viaje así sólo toma unas cuatro horas o poco más pero como se trata de Venezuela, todo se pone difícil y rodar de un estado a otro con MUCHO dinero en efectivo también resulta ser un inconveniente. – ¡Los guardias se enamoran!
Entre el trauma de esconder los dólares y rodar con semejante bulto de efectivo nos paró la primera alcabala de nuestro viaje.
-        ¡Buenos días! – Dijo el militar de porquería número 1. – Agradezco bajen de la unidad y se lleven sus bolsos para revisar.
Nos toca obedecer sin oponerse en nada. Qué podía pasar si no teníamos nada que temer y andábamos a su entender dirigiéndonos a un evento scout. Pues aquí viene la mejor parte: Nos revisaron casi al final y en absoluta soledad pero sin que faltasen las miradas curiosas, ellos se enamoraron de mi efectivo.
-        ¿A dónde se dirigen? – Pregunta el militar de porquería número 2.
-        A un evento scout. – Contesta mi compañero de nombre Gabriel. Un joven muchacho de ojos exageradamente claros y con apenas la mayoría de edad para viajar sin compañía de un familiar adulto.
-        ¿Quién les dio todo este efectivo? ¿Ustedes no sabes que esto no está  permitido?
-        Mis padres. Con esto pagaremos la inscripción, el hospedaje, la comida y el traslado. – Intervengo yo con seguridad absoluta y aportando un poco más a nuestra coartada.
-        ¡Esto está prohibido! Me dan algo y suben al bus sin problema.
Cabe destacar que ese tipo de acciones siempre me ha dado completo asco y es por ello que los militares y muchos funcionarios en Venezuela no tienen mi respeto. Es que tienen la fama de que solamente saben pedir y he allí una prueba fehaciente de mi pensar. En ese momento y no sé por qué no respondí de inmediato pero había algo gestándose en mi interior mientras escuchaba lo que decía mi compañero.
-        Hermano, si quieres agarra esto. No te podemos dar más porque la verdad tenemos el dinero justo. – Intentó mediar Gabriel al tiempo que yo apenas era un testigo en todo esto.
-        ¿Y tú vas a pasar todo este dinero por mi cara? ¡Así de fácil! – En ese momento juro, querido lector, que quise decirle “Si te volteas pues la verdad que no”. Pero seguí escuchando mientras Gabriel casi sacaba una bandera de paz. – Ustedes saben que esto está prohibido por la ley.
Esa definitivamente fue la guinda del pastel, la bendita gota que derramó mi muy pequeño vaso de paciencia. Y sin pensar mucho yo respondí.
-        ¿Quién lo dice?
-        Eso sale en el artículo... – Ni idea del artículo que mencionó el idiota pero sí sé que yo quería ver ese artículo y su respectiva ley en físico.
-        ¿Qué artículo de qué ley? – Interrogué con la paciencia bastante colmada.
-        Si quieres llamo a mi sargento para que hables con él. – Y empezaba a recular mientras sus compañeros hablaban a la distancia y en el bus todos esperaban por nosotros.
-        Yo no tengo nada que hablar con tu sargento. Muéstrame el artículo y la ley.
Entonces el sujeto nos dice que nos podemos marchar apenas de manera audible y nos dice algo entre dientes; algo que interrumpo y termino de forma sarcástica.
-        ¡¿Esperas que no nos encontremos con otro como tú? – Lo miré expectante. Casi fulminante. – ¡Está bien, gracias!
Nos subimos en el autobús celebrando nuestra victoria y seguimos con nuestro recorrido por carretera nacional hasta Puerto la Cruz. En el camino nuestro vehículo estaba echando humo pero sólo fue cuestión de minutos y luego ya todo se había normalizado. A continuación nos topamos con una tranca y el motivo era simple: Un accidente automovilístico bloqueaba nuestro camino.
Supongo que fue poco menos de una hora pero el tiempo pasa irremediablemente lento cuando tú cargas algo – bastante – prisa. De nuevo, el bus emprende su marcha y finalmente luego de casi 6 horas llegamos a nuestro destino.
Hasta ahora el viaje se mostraba un poco sucedido pero conservábamos nuestro optimismo intacto – Gabriel mucho más que yo. –, nuestra fe y nuestras ganas de dejar todo atrás y lanzarnos a un nuevo destino.
¿Un dato curioso? Yo estaba realizando este viaje sin celular. Aunque tu compañero te ofrezca usar su dispositivo cuando lo necesites, viví en carne propia que eso definitivamente ¡NO ES LO MISMO!
Fase: 2/4 ¿Nos querían robar en el bus? ¡Si no te bajas no arranco el bus!
Ustedes bien se estarán preguntando por qué yo decidí publicar en mis redes este proceso dividido en fases. Es algo que opté por implementar en vista de no querer molestar con el celular y para que todos (Los pocos que sabían y estaban al pendiente) estuvieran al tanto de dónde estaba exactamente. La fase dos entonces no es más que nuestro recorrido desde Puerto la Cruz hasta San Cristóbal.
Una vez que llegamos al terminal la cosa fue fácil. Le dije a Gabriel que me esperara con las maletas mientras yo buscaba pasajes de ser posible para esa misma noche. La sorpresa fue tal cuando encontré los dos últimos pasajes en un bus último modelo y salía casi inmediatamente.
Recuerdo que no almorzamos y fui corriendo al baño. Yo era siempre el que iba al baño y pagaba mientras que Gabriel iba e ignoraba lo último. En ese momento él prefirió utilizar el baño del bus así que no tenía que pagar nada. Nuestra emoción nos cegó tanto que en las dos horas que estuvimos esperando no compramos nada para comer, por el solo miedo de perder el bus que estaba “saliendo”. Pero no por eso pasamos hambre…
Gabriel fue bastante preparado con algunos dulces y galletas, mientras que yo también llevaba mi parte. Era un viaje largo, muy largo pero apenas era el inicio de todo este largo proceso…
¿Dudas? Muchísimas, pues no tuve el mismo tiempo de preparación que Gabriel por lo que gozaba de menos información pero incluso así yo quería irme sí o sí.
El bus arranca, intentamos dormir, relajarnos, pensar cosas varias, la mayoría relacionadas al largo viaje por nuestra parte del continente. Entonces observo entre dormido y despierto que el chofer asciende a nuestra parte del bus y camina directo al asiento de una chica que no podía ver su cara ni escuchar su voz.
-        Si no te bajas aq… Te bajo en… ¿tienes boleto? – Pude entender a duras penas. Pero el tono de voz indicaba que algo no andaba bien. – Arranca el bus y conduce hasta el peaje y nuevamente hace presencia el señor conductor, en el mismo asiento, con la misma chica. – ¿No te vas a bajar?
La gente empezaba a notar lo airado que se encontraba el chofer. Al mismo tiempo un niño hizo del dos en el baño del bus que sólo es para el uno, lo que alimentaba todavía más el estrés de nuestro atento y caballeroso conductor.
-        ¡Señores! Hasta que la señorita no se baje de la unidad yo no arranco. Pueden bajarse, estirar las piernas, ir al baño…
En todo este altercado una hermana scout de un grupo en el estado Anzoátegui habla con nosotros, con una sonrisa que le llegaba de una oreja a la otra e incluso nos pidió tomarnos fotos. Todo este rollo de la chica aparentemente fue porque se vio en actitud sospechosa ante las cámaras de seguridad  y se parecía al modo en que operaban los asaltantes hace un tiempo atrás.
Una chica menor de edad, viajando sin permiso legal, con un destino incierto y que además no contaba con un pasaje para abordar la unidad. Ni el chofer conocía cómo es que logró subir la fémina al autobús.
Después de casi dos horas – Tal vez nuestro número de la mala suerte. – La chica logró bajar. En actitud agresiva intentando convencer a todos que sí podía viajar sin permiso y que nadie se lo iba a impedir. Debo decir que esta vez los militares si mencionaban de forma correcta la dichosa ley que impediría a la chica abordar nuevamente en la unidad.
Nuestro viaje luego fue un poco más calmado con varias alcabalas en el camino pero ninguna tan fastidiosa ni intransigente como la primera. De hecho en una ocasión nos ignoraron cuando quisimos mostrar nuestras respectivas identificaciones. El uniforme scout a veces, y sólo a veces, significa algo para los funcionarios en nuestro país.
En la fase uno eran las seis de la mañana cuando salimos de nuestra a veces no tan querida Ciudad Bolívar. En la fase dos eran las dos de la tarde cuando nuestro siguiente destino era San Cristóbal, estado Táchira. Y al final de esta fase ya había pasado las 24 horas cuando por final llegamos a nuestro destino.
Nuestro asesor de viaje, el que nos guiaría en el proceso para cruzar a Colombia y salir a pasear por medio continente nos mandó a buscar en un taxi para llevarnos a una posada porque saldría a la madrugada del día siguiente. El taxi nos cobró bs 40mil – ¡Igualito que en Ciudad Bolívar! ¡Nótese sarcasmo en cada palabra! – y la posada bs 350mil por una excelente habitación con dos camas, televisión con cable, agua caliente y definitivamente conexión a WIFI. Algo de lo que dependía pues no tenía teléfono pero si mi laptop.
¿Dato curioso?
No almorzamos en Puerto la Cruz pero sí cenamos más que bien y además pagamos en medio de la nada con Punto de Venta. Gabriel compró un par de arepas con queso (debo decir que eso me resultó gracioso al parecer una vulgar arepa en casa pero con exceso de queso. Además el queso amarillo llegó justo cuando ya le había entregado su orden), y yo cené pollo guisado con arroz, ensalada y papas al vapor. Inicialmente era pollo frito pero en vista de la confusión y mi hambre terminé aceptando ese plato casi con rostro feroz.
A la mañana siguiente comimos arepas con salchicha y queso amarillo, y no conforme con eso pedí una de salchicha y carne mechada. Creo fue allí que empezaron los malestares estomacales, luego de esa segunda arepa. Algunas horas después Gabriel presentaría el mismo malestar.
Lector, yo venía con la indecisión de si pedir el favor al chofer o aguantar hasta la siguiente parada pero tuve la característica suerte de siempre y una chica manifestó su malestar y medio bus se bajó cuando el chofer hizo su parada. Entre ellos yo.
La fase 1 y la fase 2 tal vez sean las más aburridas del proceso pero si usted se pone a analizar, puede que nunca pudiéramos cruzar a Colombia por algún altercado en estas fases o incluso en la venidera tercera fase: Nuestro cruce a Colombia.
-        ¡Nos vienen a buscar a las 4 de la mañana! – Dijo Gabriel.
Esa noche dormí hora y media… Ya luego les hecho el resto del cuento.


martes, 9 de mayo de 2017

Todos tenemos un amigo que se fue...

Hola, mis sinceros y sensuales saludos a todos ustedes, mis fieles lectores. Nuevamente el tiempo pasó, pasó y pasó y acá estoy para escribirles una vez más.

La situación en mi país, sin duda mundialmente conocida, no está mejor que antes: concentraciones, protestas, lo que algunos llaman "pequeños focos de violencia", etc, etc y más etc... No es este el tema, no me compete a mí hablarlo pero... A todo el que lucha con convicción, ¡FUERZA!. 

Primero me es obligatorio compartir la buena nueva: mi acto de grado será este viernes 12 de mayo y estoy tan feliz casi como una lombriz. Finalmente el proyecto que inicié en marzo de 2012 da sus frutos y todo lo agradezco a Dios y a mi familia.

Pero, ¿sirve de algo graduarse en este país? ¿Hay empleo? ¿Hay oportunidades? Puede que sí, hay algo de oportunidad y se puede conseguir empleo. El problema está en todo lo demás, eso que uno desearía tener por propio mérito haciendo lo que a uno le gusta y para lo que se preparó por varios años.

Se supone que trabajamos, cobramos nuestro salario, pagamos servicios, compramos la comida, gastos varios y ahorramos... O eso me enseñaron en la escuela. Difícilmente se logra eso, no fácilmente pero se puede.

Todo esto me lleva a la realidad de muchos en mi sensual pero chocadito país: despedir al amigo que se va. Nadie quiere decir adiós a un gran amigo, ni a un familiar querido, mucho menos esa persona se quiere ir; pero ocurre tanto como puedas imaginar.

Vianis, Stefany, Kevin, Andrés, Franklin, Hazael, Angel, Nestor, Yeimi, Miguel, Darwin... Y bien podría seguir pero sólo son algunos de tantos que me ha tocado decir adiós. Algunos con tiempo, otros sólo se fueron sin avisar, a algunos pude despedir con um gran vacío en el pecho pero con aires de optimismo por el proyecto que emprendían.

Sientes que en tu país se forman profesionales, muchos muy buenos, que tristemente ejercerán en otro país o en peor caso cualquier cosa que consigan. Mientras sigues en tu país escuchas o lees de tus familiares o amigos que aunque trabajan que jxxx, están tranquilos y nada les falta.

Mi mejor amigo está de cumpleaños, no sabe que estoy escribiendo esto, posiblemente le guste y hasta le llegue a su inmenso corazón, o tal vez se moleste pero claro... No contaré sus cosas personales, sólo nombraré desde mi punto de vista lo que se siente que tu mejor amigo se marche del país; imagino se pueden identificar ustedes también.

Esta es una historia que he contado muchas veces: nos conocimos por obrade Dios en 2009 jugando "dofus", casualmente ambos de Venezuela, él en el oeste y yo en el este. Años han pasado y la amistad sigue vigente, mejorando como el vino. Bien, ahora que se mudó no podemos hacer planes, pensar em vacaciones, ir a los Medanos de Coro, ni echar una partidita de Mortal Kombat y todo por culpa de lo que muchos llaman régimen. Confieso que siempre le desearé lo mejor y lo apoyaré pero siempre estará esa sensación de abandono, distancia, de vacío. Imagino así se sentirá él por allá tan solito.

A los que se han ido no les resulta nada fácil, es como empezar de cero y si estás en casa de alguien dudo que ses más sencillo. Bien existe un refrán por ahí que no escribiré. A los que quedamos, y despedimos y despedimos y seguimos despidiendo a más seres queridos tampoco nos resulta fácil, para ninguno lo es. A los que se van mi consejo es borrar casette y a los que aún estamos aquí, pues trabajar y seguir adelante.

Quise escribir esto por él, él lo sabe, no dudo que así será cuando lo lea. A veces tiene sus días buenos, sus días malos, en momentos no podemos escribirnos y en ocasiones sí. Quiero que sepa que estoy pendiente, que sólo por hoy desearía estar en ese país que tanto odio y festejar su cumpleaños a lo grande, que vea que no importa la distancia, todavía estoy ahí, listo para escuchar sus problemas, brindarle mis consejos, hablar del día a día y sin importar la hora.

Quiero desearte un feliz cumpleaños. No sé si trabajas, no sé si es tu día libre, sólo sé que es tu cumpleaños número 21 y te deseo lo mejor del mundo mundial; que tus planes, impulsivos o no, se te den como tanto deseas; que sientas ese calor, cariño y energía de los que te quieren con vehemencia.

En general, a todos los que se han ido, si estás cumpliendo años o no, si estás un tanto alicaído, con esa sensación de soledad, o que tu gente te hace falta como nunca antes... Es fácil, escribe, llama, cuenta algo sobre ti. Recuerda que te fuiste lejos pero dejaste un montón de gente que te piensa, te quiere y te extraña, no están contigo pero pueden alegrarte.

Para ti, hhof.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

A todos los que decidieron partir. Ustedes son valientes y sigan adelante.

En Venezuela todos tenemos un amigo que se fue...

sábado, 24 de diciembre de 2016

¡2016 me golpeó muy fuerte!

Hola, hola, hola... Un gran abachoooo a ustedes, mis fieles lectores, quienes me motivan a seguir con esta aventura llamada "El Mundo de Josemi". Ha pasado poco tiempo desde mi última publicación, y eso me alegra bastante pues la idea es nutrir este espacio –y no de telarañas precisamente.–de cosas interesantes. 

Para empezar, siempre damos la bienvenida a un año nuevo lleno de esperanzas, proyectos por cumplir, ideas frescas, ánimos a millón y pare usted de contar; algunas veces producto de la energia que desborda el último mes del año. Sin embargo y con algo de tristeza me atrevo a decir que de un tiempo para acá ya no funciona así.
Está bien, veamos si mi memoria no me falla... 

Fue en 2012 cuando una toalla sanitaria era vendida casi en 100 bolívares – el paquete– y nuestro Comandante Supremo más allá de las estr... Encontró en eso una vil estafa y comenzaron los llamados precios justos. ¿A eso le siguió Daka?  Y no dejaron nada en los anaqueles. Ustedes tal vez recuerden más que yo. Pero ustedes quizás se pregunten por qué hablo de todo esto. La respuesta a continuación. 
Desde ese momento, humildemente según mi hermosa opinión, se fue alimentando una porquería de mentalidad en algunos seres humanos –animales, animales, animales. – y el desastre en tantas cosas dijo "llegué para quedarme". 

Al principio no se notaba, todavía comprábamos, salíamos, viajábamos, ibamos al cine y además comprábamos celular después que el malandro hacía fiesta con el que teníamos. –el tema de los celulares siempre ha sido de nuestras mayores preocupaciones". Poco a poco terminábamos de destruir lo poco que quedaba, según dicen algunos, algo que había iniciado antes de nuevo milenio. 

Luego vino 2013 con un presidente muerto, la laptop que compré ya no costaba bolívares 4000 sino que tenía un cero más. Después tan horrible 2014 con protestas, muertes, y la laptop costando 70 mil. Entonces llegó el 2015, un año que recuerdo borrosamente. Yo fui a Mérida, sólo eso. Y así llegamos al llegadero: 2016.

Pero ya va, un momento, ¿Qué era eso que se alimentaba desde 2012? Pues es fácil, la miseria humana. Una miseria que nos ha hecho tocar fondo, esa en la que una harina que comprabas en bolívares 20 te la vendían en 200. Una miseria que no discrimina ya que va desde alimentos, artículos de higiene, divisas, respuestos para los carros, shalala, shalala, shalala.

Quiero que sepas, querido lector, que el tema no es ese, aquí el asunto es sobre cómo nos golpeó el año 2016 y sentía que debía ahondar en los antecedentes porque no todo es culpa del 2016, a fin de cuentas es un año pasajero, ya falta una semana y le diremos si te he visto no me acuerdo. 

Este año recuerdo haber escuchado que los primeros tres meses son rudos, que siempre lo son, pobre de nosotros. Y fueron los primeros tres meses del año más golpeado que recuerdo haber tenido. Y eso que supuestamente había tomado las previsiones.

Este año presenté y aprobé mi trabajo especial de grado. Un logro muy importante en medio de tanta adversidad. Estuve sin celular desde diciembre de 2015 hasta marzo, y porque me esforcé para tener uno nuevo. — a mis amigos sin celular el mensaje es que sí se puede.—
2016 vino cargado de un optimismo casi religioso pues se tenía la posibilidad de salir de este tan sucedido gobierno de Maduro. Pero una cosa fue decir que se podía y otra muy distinta hacerlo realidad. —lo que me recuerda que ganamos una asamblea que a vista de muchos no es más que un mero adorno.

El tiempo pasó, la esperanza crecía, después de tantas excusas pudimos llevar a cabo todo el teatro del 1%. Puedo decir que ese día fue hasta bonito, había mucha gente, de diferentes grupos etarios, las calles activas, todos firmaban por aquí y firmaban por allá, todo sucedió casi sin problemas. Luego nos tocaría esperar la verificación de todas esas firmas.
De pronto me sentía como en la versión venezolana de The Hunger Games. El Capitolio se inventaba cada excusa para dar largas al asunto, mientras algunos aún teníamos fe. Primero la sequía, luego la reducción de jornadas laborales, el racionamiento de electricidad por cuatro horas diarias, — o fue primero el racionamiento...— y luego la gran estafa: contar con días hábiles la revisión del 1% mientras que sólo se trabajaba lunes y martes. 
Fueron los días más oscuros. Calor por el día, calor por la noche, todo el estrés de la comida y ni pensar si tampoco había agua, peor aún, si te cortaban la electricidad dos veces en un día para un total de ocho horas en total.

Y ahora la comida. 2016 me enseñó a comer verduras, a comer dos veces al día, a comer las cosas más extrañas y originales nunca antes preparadas, que las sardinas a 3 kilos por bolívares 1000 son deliciosas, que las arepas de maíz maíz también son aceptables. Descubrí en frutas que jamás imaginé un deleite inesperado. Y además me enseñó que cuando el venezolano encuentra cómo resolver sus papas, los que venden resuelven cómo aumentarnos los precios. 

Pero encontramos un camino, una luz, una opción. Vimos en nuestro país vecino, Brasil, la posibilidad de obtener comida, a buen precio incluso viajando.—promoción válida para bolivarenses y zonas aledañas.— Así mucha gente empezó a viajar, me incluyo, para comprar y vender, a precios altos pero nunca como los de nuestros amigos bachaqueros. Así surgió la frase "prefiero pagar 2500 por una harina de trigo que viene de Brasil que por una venezolana". De igual manera los bachaqueros le bajaron dos a la intensidad. Aunque irónicamente hasta hace poco eran ellos la mejor opción. 

En un abrir y cerrar de ojos todos los negocios tenían productos brasileros. Todos hacíamos un esfuerzo, comprabamos y comíamos. No nos veíamos en la obligación de inventar platillos llenos de rarezas culinarias para medio comer. A la par otros estados se alimentaban con productos procedentes de Colombia. Ahora, ¿les cuento algo? Margarita es una isla y no colinda con ningún país así que su situación no era fácil.
 
Cuando menos pensamos nos devolvieron nuestra electricidad, podíamos comer, medio comprar bien y de repente adiós esperanza: Nos dicen que hasta los muertos firmaron. Y listo, tema olvidado, y por lo que veo hasta el año que viene. 

Tiempo después una gran marcha en Caracas, marcha que muchos definen de mucho ruido y pocas nueces. Pasó el tiempo, pasó el tiempo y nos encontramos hoy aquí, 24 de diciembre de 2016, yo escribiendo en la cama de una habitación que no es la mía y ustedes leyendo. Recuperandome del desastre vivido en mi Ciudad Bolívar y preguntándome qué vamos a comer si no quedan negocios y las fronteras están cerradas. 

Como muchos venezolanos, ya no me preocupa usar estreno en diciembre, ni la cena navideña, ni siquiera salir. Fácil podría quedarme en mi casa instalado en los videojuegos. Quizás la pérdida de algún familiar, la siempre creciente crisis, o simple apatía, a pesar de ser éste mi mes favorito, mi celebración favorito, mi todo favorito. 

Felicito a los que aún estrenan, hacen hallacas, viajan en diciembre, compran regalos de navidad, de intercambio, porque les nace del corazón, pueden y tienen con que. Demuestran que en este país todavía existe esa posibilifad. Otros tragamos grueso y decimos tal vez el otro año sea mejor. Lo triste es ver que no mejora. Sin embargo no todo es malo y es posible que donde menos vemos estén esas cosas que nos hacen felices.
 
Este año un integrante de One direction dejó el grupo, vi las temporadas más impactantes de las series que me gustan, vi estrenos de Marvel y DC, nuevo disco de Anahí, viajé a Margarita, empecé a escribir más historias, murieron algunos famosos, entre ellos Juan Gabriel. Tuve mi ps3, me reencontré con amigos y seres queridos, conocí algo llamado escultismo y aunque no fui promesado —aún — el año que viene sé que lo estaré. Finalmente después de todo me encontré a mí mismo y tomé una de las decisiones más importantes de mi vida, me la reservo, y aunque algunos discrepen sigue siendo cosa mía. 

Faltan siete días para decir adiós a un año tan fuerte, lleno de sucesos, difícil, rudo, agotador. Mi invitación es no perder la fe, la fuerza que nos ha mantenido en pie, a creer que se puede y que está en nosotros cambiar. Haz tu buena obra del día a diario, sonríe en la calle y en la casa también, da los buenos días, pregunta cómo te fue, inicia una conversación diferente cada vez que puedas. Que nuestros temas de conversación no sean sólo de cosas negativas. 

Haz tu carta de los deseos, pide al niño Jesús, cree en algo, esfuérzate en lograr tus metas, trabaja duro, no culpes a los demás, ni siquiera a ti, sólo ponte de pie con la cara en alto y sigue adelante. ¿Por qué? Porque aunque la vida es dura y el año 2016 nos haya golpeado hasta en la cédula, gracias a Dios estamos vivos y tenemos salud, y como diría mi vecino, lo demás es ganancia. 

Y saben algo... La laptop hoy cuesta 400mil. Jajajá. 

¡Les deseo una feliz navidad y un venturoso año nuevo! 


Gracias por no discrepar. Gracias por creer. Gracias por darme valor. 

jueves, 24 de noviembre de 2016

Y descubrí que ser scout es ser un ciudadano ejemplar

Hola, hola, hola… un gran abrazo para todos mis lectores, espero que se mantengan fieles a mis humildes publicaciones. Sé que mi blog tiene telarañas y no le he dado cariño en un buen tiempo, tanto así que dejé pasar mi primer año por debajo de la mesa. Excusas hay muchas pero no vale la pena mencionarlas porque estamos aquí por otras razones. Esta vez no es un tema político, no es para quejarme de la situación ni regañar a nadie por pensar distinto. – De hecho rara vez lo hago. Y ahora que emprendo nuevos caminos realmente no me queda tiempo de pensar en esas cosas.

En mi mundo – sí, sí, el mundo de Josemi. – durante las vacaciones pasadas ocurrieron eventos muy interesantes. Me di un paseo por Brasil, luego visité la hermosa isla de Margarita, lo cual me deprimió mucho – prometí no quejarme ni hablar de crisis. En otra ocasión será... – Y finalmente el resto de mis días libres los pasé en Puerto Ordaz. Esto último me sirvió para compartir con mis sobrin@s, en especial el primero de ellos; y es acá donde viene el plato fuerte: Mi sobrino es Scout.

Han sido varios años de escuchar a mi sobrino, ya no tan pequeño, hablar del escultismo, patrullas, tropas, campamentos y más… todo esto sin que yo me lo tomara en serio pues realmente ese tipo de cosas jamás – hasta ahora. – habían llamado mi atención. Los scouts o niños exploradores han llegado a mi mundo y tal parece que para quedarse.

Con un siglo de existencia, el escultismo reúne a más de 30 millones de niños, jóvenes y adultos en el mundo; cifra de la que 4 millones se encuentran en Latinoamérica y más de 16 mil en Venezuela. Pero esas son sólo cifras, ahora vamos a leer un poco de historia para pasar a los hechos…

«El Movimiento Scout nació en Inglaterra en el año 1907 gracias a Robert Badén Powell, uno de los más grandes héroes de guerra británico, quien logró imaginar y crear un método educativo para los jóvenes de su época. Este método es el Método Scout y busca desarrollar todas las capacidades y habilidades del individuo. Ahora viene lo interesante querido lector, esto se extendió por todo el mundo a gran velocidad y ha ido evolucionando para adecuarse a las diferentes épocas y a las distintas sociedades.

El escultismo tuvo su nacimiento en Venezuela en el estado Zulia durante 1913, gracias a las acciones de un joven de apenas 14 años llamado Ramón Ocando Perez, quien conoció a unos scouts en la vecina isla de Curaçao y de allí decidió seguir sus pasos en su tierra natal…»

Y ustedes dirán ¡A mí qué me importa su sobrino!, ¡No me interesan ninguna de esas cosas!, ¡Los scouts solamente venden galletas!... Y es cuando me pongo un poco quisquilloso y les pregunto ¿Sabe usted lo que realmente hacen los scouts? ¿Sabía usted que existen muchos tipos de nudos aparte del que utilizamos para amarrar los zapatos? ¿Sabe usted encender una fogata sin encender o fósforos?

Tengo el honor de informarles que éstas son sólo algunas cosas de todo el montón que nuestros niños y jóvenes aprenden al unirse a un grupo scout. El escultismo es una actividad que se puede realizar en paralelo con los estudios, el trabajo o la vida familiar. Apenas unas pocas horas a la semana son necesarias y por lo general son durante el fin de semana.

Los niños entre siete y diez años entran en la Rama Manada, los jóvenes preadolescentes forman La Tropa y aquellos con edad comprendida entre 17 y 21 entran en la Rama Clan. Es importante destacar que cada rama está integrada por algunos adultos, llamados dirigentes o Scouters. Ellos son facilitadores del programa Scout, trabajan y desarrollan los programas de cada Rama y/o supervisan el desempeño del grupo.

¿Los estoy aburriendo? Yo espero con el corazón de melocotón en la mano que no, ahora es cuando, no se desesperen porque hice muy bien mi tarea y les traigo unas cuantas entrevistas para que conozcan de buena fuente lo hermoso de ser Scout.

José Andrés Dasilva, 16 años

No tengo por costumbre hacer mis publicaciones al estilo periodístico pero eso es lo que corre por mis venas y mi título universitario – Pronto, muy pronto… – dirá Licenciado en Comunicación Social, así que he decido crear un hibrido entre mi habitual estilo y la entrevista. – a ver qué sale de todo eso.

Para empezar en Ciudad Guayana, en el sector Los Olivos pueden encontrar El Grupo Kenya, grupo que por cierto está próximo a cumplir su aniversario número 34 y lo piensan celebrar a lo grande, con sus niños y jóvenes, padres y representantes, y por supuesto el montón de actividades programadas para tan especial día. – ¡Yo iré, lero lero! – Esto se celebrará este próximo sábado y estás cordialmente invitado amigo lector.

José Andrés formaba parte de este grupo hasta hace poco haciendo vida en la patrulla Lobos. Por razones ajenas a su voluntad le toca emprender un nuevo destino en otro país y nos cuenta un poco su experiencia en el Kenya y sus planes ahora que vive en Panamá.

            ¿Cómo descubres el mundo Scout?

Ya sabía de la existencia de los scouts porque mi padre también es scout, actualmente dirigente. Al mudarme a Puerto Ordaz, un amigo me invitó, me gustó y me promesé. Actualmente tengo dos años como scout.

¿Cómo defines el escultismo?

Con el escultismo aprendes a utilizar tus habilidades en cualquier oportunidad. “Siempre listos” significa que la persona está siempre lista ante cualquier situación que se presente.

¿Has vendido galletas?

No. (Risas)

Como scout tienes la oportunidad de participar en diversas actividades especiales y campamentos, los cuales dependiendo de la magnitud del evento pueden ser en diferentes partes del país. En septiembre pasado se llevó a cabo el Jamboree 2016 y José Andrés nos cuenta un poco de su experiencia en el viaje.

            ¿Cuéntanos alguna experiencia significativa que recuerdes?

Hace un par de meses se realizó el Jamboree 2016, fue en Mérida. El viaje fue largo. El campamento duró una semana y la experiencia fue completamente única. Recuerdo que el frío helaba los huesos y nuestros pies se acalambraban. La fiesta fue como un Tomorrowland… (Risas).

También recuerdo que hace un año, en mi segundo campamento, barra blanca, – una campamento al que sólo asisten guías y sub-guías de cada patrulla. – todo nos salía mal. Ese día nos regañaron, nuestros ánimos se bajaron, nos quitaron las barras y tuvimos que esforzarnos por volver a ganarlas.

            ¿Recomendarías entrar al escultismo a algún amigo? ¿Por qué?

            Sí, sí lo recomiendo. Aprendes muchas cosas en las diferentes etapas como scout. Además son cosas que puedes realizar a diario como ciudadano común.

¿Familia, colegio, scouts?

Jamás debes abandonar a la familia por los scouts.

            ¿Continuarás tu preparación Scout en Panamá?

Me tuve que ir de Venezuela pero eso no frenará mi preparación como scout. Ya encontré un grupo cerca y me uniré pronto.

¿Ley Scout con la que te identifiques?

 El scout es puro de pensamiento, palabra y obra.

            ¿Qué piensas estudiar en la universidad?

Ingeniería en sistemas.
***

El mundo Scout no es sólo para chicos, en él también hay chicas dispuestas a dar lo mejor de sí y demostrar que sus aptitudes y capacidades van acorde al escultismo. Es por ello que en la tropa hay patrullas masculinas y femeninas y no existe discriminación de género, religión, raza ni pensamiento político, en pocas palabras: de ningún tipo.

            Sergio Calderón, 13 años

Sergio es un joven muchacho que con apenas 13 años de edad y  nueve meses como Scout ya es sub-guía de una patrulla: La Lobos. Llegó a este mundo tras la invitación de un amigo, se animó y al poco tiempo ya estaba promesado y enamorado del escultismo.

Él define el escultismo como “otro estilo de vida en el que se aprende de tolerancia, liderazgo, organización, trabajo en equipo y se desarrolla la fuerza física y mental.”

Su familia lo apoya en sus actividades. Divide la mitad de la semana para cumplir sus asignaciones en el colegio y la otra mitad para actividades del grupo Scout. Admite que en ocasiones ha fallado en actividades de índole familiar, “Me he perdido varias reuniones familiares por el cansancio después de las actividades en el grupo” pero su familia lo entiende.

¿Alguna anécdota graciosa?

En el Jamboree nos mandaron a colocar la alarma a las cinco de la madrugada… yo sólo recuerdo que sonó, la apagué y seguimos de largo. (Muchas risas).

En una fiesta la patrulla se perdió, me encontré con otro grupo y seguí disfrutando de la fiesta con otras personas

Para Sergio Calderón “El scout es leal.” Y al preguntarle qué le gustaría estudiar, respondió que quisiera ser diseñador de video juegos.

***

Los jóvenes Scouts no son diferentes de cualquier adolescente promedio, son chicos y chicas con fortalezas y debilidades que decidieron entrar en este estilo de vida y ahora encuentran en ello la mayor de las satisfacciones. Cualquier padre deberían sentirse orgulloso y plenamente seguro de que las actividades en las que está su hij@ son buenas y no perjudiciales pues los alejan del mundo de los vicios como el alcohol, las drogas y las malas juntas que terminan por destruir a gran parte de la juventud hoy en día.

Isaac Saado, 16 años

Es el turno de Isaac, un joven con poco más de 15 años. Un adolescente con un futuro brillante y es que este muchacho lleva el escultismo tallado en el alma. Al preguntarle cómo llego al mundo Scout, respondió poéticamente, “Llegue a cumplir una promesa, un compromiso adquirido, una virtud. Ser Scout.”

            Isaac confiesa haber pasado por varios deportes antes de descubrir el escultismo pero ninguno le gustaba. Cuando conoció el escultismo sintió total frenesí y de inmediato supo que eso era lo que quería. “Esa manera diferente de ver las cosas y aprender fue lo que me atrapó”.

¿Qué es para ti el escultismo?

Una enseñanza a los jóvenes para volverlos buenos ciudadanos. El escultismo te orienta a ser buen ciudadano.

En la preparación Scout Isaac manifiesta que se aprende a ser amigo de las personas y hermano de los scouts, “Uno se vuelve cortes, caballeroso, respetuoso, amable, leal, trabajador y muy consciente de su entorno.”

Por su edad este joven muchacho está próximo a pasar de guía patrullero a Clan, por ello busca convivir con su patrulla el mayor tiempo posible. Pero esta no es la única patrulla que ha tenido, en sus inicios tuvo también una patrulla. “Cuando comencé tuve mi primera patrulla, fue una experiencia muy rápida, tal vez no tenía la experiencia o la madurez pero al tiempo esa patrulla desapareció.”

Después de eso Isaac dejó de asistir a las actividades por casi tres meses y a su regreso lo que vio no lo podía creer, “Estaban todos ahí, con los brazos abiertos como si nada hubiera pasado.” Entonces se dio cuenta que más que amigos haces hermanos.

Tiempo después entra a la patrulla Lobos como quinto patrullero, luego como tercer patrullero y en un mes estaba de sub-guía. “así duré aproximadamente dos años hasta que me convertí en guía.” Cargo que desempeña actualmente el adolescente.

¿Cómo sería tu vida lejos de los Scouts?

Si yo no fuera scout mi manera de ver las cosas sería otra. No tomaría la vida en serio. En cinco años no me arrepiento de nada. El escultismo me ha enseñado principios.”

¿Qué te motiva a quedarte una que pases a Clan?

Me motiva quedarme y vivir todas las etapas, ver a mis muchachos formados como patrulla y ver mi herencia en la patrulla Lobos y aconsejarlos cuando pueda. Me enamoré de la tropa. Viví y disfruté de todas las actividades en las que participe. (Se emociona al hablar de eso)

            ¿Una recuerdo que atesores?

Una de las cosas que más me emocionó fue ver regresar a uno e mis patrulleros luego de dos años y ver en él aquellas cosas que hacía tiempo le enseñé cuando empezó, ver cuánto evolucionó mientras estuvo en otro grupo. Verlo regresar me llenó de alegría.

¿Cómo organizas tu tiempo?

El 100% de nosotros debemos dividirlo entre familia, colegio y scout. Lo primero que hago son las tareas en las tardes. Los viernes por lo general hago un encuentro con mis muchachos para ponernos al día y planificar. El sábado es completo para la patrulla. El domingo es para compartir en familia y cumplir con mis deberes del hogar.

¿Qué deseas estudiar?

Ingeniería informática o ingenieria en sistemas.

Aunque no lo crean esta entrevista se realizó en dos días por problemas con las redes telefónicas y el internet, además sus ocupaciones y las mías como estudiantes que somos pero con paciencia y disposición seguimos adelante cuando las operadoras así nos lo permitieron.

¿Una ley Scout?

El scout es puro en pensamiento, palabra y obra.

¿Cómo te gustaría ser recordado por tu patrulla?

¡Un ejemplo a seguir!

Como pueden ver, ser Scout requiere compromiso, responsabilidad y una mente abierta para aprender una manera distinta de ver las cosas. Ahora la gran pregunta es ¿Quieres ser Scout? ¿Quieres que tu hijo se vuelva Scout? ¿Quieres ser dirigente? Para todos hay cabida. Puedes entrar en http://www.scoutsvenezuela.org.ve/tienda-scout para obtener mayor información, aclarar tus dudas e incluso encontrar el grupo Scout más cercano a tu comunidad.

            Y aunque no lo entrevisté, se trata de mi sobrino, uno de mis más grandes orgullos en el mundo mundial. Tiene casi 15 años de edad, es Scout, próximo guía de la patrulla Lobos, sabe construir un tabú¹, realizar varios tipos de nudos, conoce de primeros auxilios, es leal a sus compromisos, tiene un carácter fuerte, su pasión es el escultismo y a su corta edad ha tenido más aventuras de las que podría enumerar cualquier persona. Le gustan los deportes, ama las sopas, odia la ahuyama pero podría comerla a regaña dientes, le gusta la ecología, detesta los alimentos transgénicos y podría entablar una buena conversación sobre los países en guerra. Su nombre es Luis Jesús Pérez Almeida – Yo le digo Luisje. – y a él va dedicada esta entrada en mi blog.


Y así… así descubrí que ser Scout es ser un ciudadano ejemplar.

"Hay más de una manera de servir a la humanidad". C.D.



¹ Tabú es la casa, la tienda o el fuerte que construye cada patrulla. En ella hay una sala de reuniones, una cocina, una despensa, una leñera y en su entrada está identificada con el nombre de la patrulla.